“Despacio llego lejos”
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Carl Honoré, autor del “Elogio de la lentitud” nos comparte la siguiente frase: “es importante decrecer el ritmo de vida para no degradarnos nosotros mismos”. La hiperactividad actual nos lleva a vivir por inercia, dedicando toda nuestra energía a metas externas que se oxidan con el paso del tiempo y olvidando las cosas importantes de la vida. Estamos acostumbrados a un sin fin de servicios cuyo valor está en la inmediatez: celulares, cajeros automáticos, computadoras, mails y seguramente como lector puedas mencionar algún otro servicio.
Tenemos los beneficios de la velocidad, pero también somos esclavos de los amigos que la acompañan: el ruido, el consumo, la poca tolerancia, la insatisfacción y la exigencia de lo que se espera de nosotros. Esto equivale a sobrevivir, pero no necesariamente a vivir como queremos.
Hace unas semanas, una persona que acompaño me decía “despacio llego lejos” en relación a algunas cualidades que le estaba mostrando que le perjudicaban. Como suele ocurrir, nuevamente me volví aprendiz en la conversación. Aquel hombre de barba larga y pocas palabras me estaba queriendo mostrar cómo quería que camine junto a él. La sencillez se volvió en protagonista del relato. Los silencios resultaron ser cada vez más necesarios y me agregó una palabra para terminar de develar su misterio: “providencia”. Aquella persona no tenía para comer a la noche y logró sortear este obstáculo y cubrir la porción de la noche. Algunas de las preguntas que se me disparan son:
- ¿Qué hace este hombre para permanecer tan pacífico y confiado en su futuro?
- ¿Cómo hace para no desesperar?
- ¿De dónde saca las fuerzas para seguir peleándola?
Las respuestas pueden ser diversas, pero prefiero describir a Juan (nombre ficticio).
Se trataba de un hombre de fe, tres veces por semana, se retiraba para conversar y encontrar paz. Era muy consciente de que los atajos le impedían ver paisajes que tal vez sean necesarios para entender y apreciar todo el viaje. Independientemente de la creencia, Juan tenía muy en claro qué lo desaceleraba y le permitía encontrar
serenidad.
Hoy y ya cerrando esta primera temporada de podcast quisiera dejarte algunas orientaciones para cuidar nuestro ritmo vital:
1. Duerme y descansa, no hay tecnología ni químicos que puedan reemplazar los beneficios de un buen reposo.
2. Trata de incorporar a tu rutina diaria por lo menos una actividad que te guste.
3. Organiza y planifica tu vida siendo consciente que las obligaciones no son la parte más importante.
4. Un problema a la vez, querer resolver todo al mismo tiempo perjudica una resolución efectiva.
5. Desconéctate y baja el ritmo, elongando, respirando,15 minutos al día puede marcar la diferencia.
Que tengan un muy buen cierre de año, y seguiremos encontrando oportunidades en el 2023 para seguir caminando juntos.
Te mando un abrazo
Wences Gómez Caride/Coach
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