Contaminación aérea y longevidad: cuántos años de vida quita la mala calidad del aire que respiramos
La calidad del aire que respiramos y la esperanza de vida que tienen una persona están más conectadas de lo que piensa. No siempre podemos ver las consecuencias de la contaminación del aire que nos rodea, pero el hecho de respirar continuamente distintos tóxicos, nos está costando años de nuestras vidas, según un reciente estudio.
Si bien todos sabemos que la contaminación aérea está relacionada con problemas de salud a corto plazo, desde tos y dificultad para respirar hasta un mayor riesgo de ataque cardíaco, una nueva investigación sugiere que los efectos también pueden durar más, lo que podría acortar la vida útil y aumentar nuestro riesgo de demencia y otras afecciones.
Según el trabajo del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC), la contaminación del aire está restando 2,2 años a la esperanza de vida global promedio. En algunas de las regiones más contaminadas del mundo, se espera que los residentes pierdan un promedio de cinco años de sus vidas, si persisten los altos niveles de contaminación actuales.
Si bien el smog parece un problema difícil de abordar, algunos países han demostrado que es posible limpiar el aire. Y hay varios ejemplos de ello. En los últimos siete años, China ha reducido la contaminación del aire tanto como lo ha hecho Estados Unidos en los últimos 30 años. Y desde que el estado indio de Gujarat lanzó el primer mercado de aire limpio del mundo en 2019, han logrado reducir la contaminación por partículas en, al menos, un 20 por ciento.
La directora de programas de calidad del aire de EPIC, Christa Hasenkopf, explicó por qué debemos tratar la contaminación del aire como una amenaza para la salud mundial y qué podemos hacer al respecto. “Es un poco como una dieta, puedes tener días malos y no afectará tu tendencia general, pero tan pronto como esos días malos se conviertan en tu promedio, es cuando comienzas a tener un problema de salud”, precisó Hasenkopf, que rastrea los efectos de la contaminación del aire en la salud.
“Estos son indicios de que estamos reconstruyendo que incluso estos eventos extremos y cortos podrían contribuir a acortar la vida en general”, indicó Michael Brauer, científico investigador principal del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, cuya investigación se centra en la calidad del aire y salud. “A largo plazo es un factor que contribuye a las principales causas de muerte que nos afectan a todos”, agregó.
Esos “asesinos” incluyen enfermedades pulmonares y cardíacas, derrames cerebrales, diabetes y demencia, dicen los investigadores. Las partículas finas como PM2.5 son tan pequeñas que pueden penetrar en el tracto respiratorio inferior y filtrarse en el torrente sanguíneo, causando inflamación y aumentando el riesgo de una variedad de problemas de salud a largo plazo. El diámetro de una sola hebra de cabello humano es aproximadamente 30 veces más grande que la partícula fina más grande, según la Agencia de Protección Ambiental.
Pablo Orellano, especialista en epidemiología e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) analizó para Infobae el reciente estudio científico y dio detalles de cómo y qué partículas en el aire dañan nuestra salud.
“El smog es un término que se usa para de alguna manera caracterizar una situación en la cual hay una cierta cantidad de contaminantes importantes y con algunas características meteorológicas del momento. Se genera una situación de contaminación en un lugar que es de bastante importancia, de bastante relevancia, o sea un lugar que está muy contaminado. Tan contaminado que hasta puede ser visible. Ese evento digamos esa niebla, ese smog, puede tener muy distintos contaminantes, desde partículas a gases, como el dióxido de nitrógeno, el ozono, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre. Y dentro de las partículas y gases se pueden tener distintos orígenes y composiciones”, precisó Orellano, que lideró uno de los cinco equipos del mundo elegidos por la OMS para relevar los efectos adversos de contaminantes del aire, difundidos en 2022.
Y agregó: “Independientemente de esa situación que es una situación más extrema, la contaminación es, como dicen en la nota, invisible, o sea que no nos damos cuenta de que está, y puede involucrar muy distintos contaminantes dentro del material particulado, o sea esas partículas sólidas que están en el aire que no las vemos puede haber muy distintos tamaños y muy distinta composición de acuerdo al origen. No va a ser lo mismo cerca de un lugar con arena que un lugar donde hay mucho tránsito vehicular, o un lugar con incendios forestales”.
“De todas maneras, más allá de qué tipo de partículas sean, cuanto más chicas son en su tamaño más profundamente pueden entrar en nuestro sistema, en nuestro cuerpo y más daño pueden causar, o sea, las partículas más grandes por ahí pueden quedar en la nariz o en la boca, pero cuanto más pequeñas son las partículas van entrando en el sistema respiratorio, entran a los pulmones y si son suficientemente pequeñas pueden entrar al sistema circulatorio, a la sangre y de ahí ir a prácticamente cualquier órgano del cuerpo, entre ellos el cerebro”, agregó.
-¿Por qué los expertos calculan hasta 5 años menos de vida en las regiones más contaminadas del mundo?
-Orellano: La Organización Mundial de la Salud actualizó, en 2021, los niveles recomendados de contaminación del aire para disminuir tanto la mortalidad como muchísimas enfermedades asociadas a la contaminación. Ahora bien, esos niveles recomendados son calculados o estimados de acuerdo a una gran cantidad de estudios y de acuerdo a esa relación entre la concentración de tal o cual contaminante y los efectos en la salud humana.
Pero no existe un valor umbral a partir del cual o por encima del cual el efecto en la salud se estabilice, se haga siempre igual, tanto sea el efecto negativo como, digamos, un nivel de seguridad. Lo que se entiende, por lo menos en el caso del material particulado, digamos de las partículas sólidas que contaminan, y en algunos casos de los gases, es que la relación tiende a ser lineal.
-¿Eso qué quiere decir?
-Orellano: Que por más que uno pueda determinar un nivel o recomendar un nivel, como hace la OMS, en realidad indica que cuantos más contaminantes haya en el ambiente, más va a afectar la salud y que cuanto menos haya en el lugar, menos afectación va a tener. No hay un valor umbral, o sea, los valores que recomienda la OMS son niveles recomendados de acuerdo a criterio de expertos, pero cuanto más limpio esté el aire, menos riesgo de muerte y enfermedades vamos a tener y cuanto más contaminante esté el aire, más riesgo va a haber. Por eso se habla de que la relación es lineal, no hay un momento en el cual se estabiliza.
-¿Cómo se puede para revertir?
-Orellano: Distintos organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud tienen una incidencia indirecta en los Gobiernos porque no pueden regular a los países. Entonces, ¿quiénes son los que tienen mayor responsabilidad? Fundamentalmente los gobiernos de los países. Obviamente la contaminación cero no puede existir, pero tiene que haber niveles aceptables y en el muy corto plazo. Es adaptar las regulaciones a los nuevos estudios y la nueva evidencia científica. Hay una gran cantidad de evidencia que demuestran que la contaminación del aire, en niveles más bajos, también afectan a la salud humana. Y no solo en la mortalidad general, sino también en la mortalidad por causa específica y en una gran cantidad de enfermedades.
De alguna manera, los gobiernos pueden desarrollar planes para convertir algunos procesos industriales, para ayudar a algunas industrias y para generar ideas e investigaciones de cómo generar procesos menos contaminantes. Es ponerse a pensar en innovaciones que puedan ayudar a la industria. En resumidas cuentas es mejorar el transporte público, adaptar también las regulaciones, favorecer la innovación en cuanto a las formas de propulsión, por ejemplo.
-¿Cómo impactan los incendios forestales en la contaminación del aire?
-Orellano: Los incendios también son un factor de preocupación. Por eso, esta problemática se deben abordar por los gobiernos de los países, pero también provinciales y locales, porque, si bien no es algo que pasa a lo largo de todo el año, las personas que están alrededor y viven en ciudades cercanas, tienen una afectación directa a la salud, como lo dicen en los estudios. O sea hay muertes, hospitalizaciones y años de vida perdidos asociados solamente a esa exposición. No es un tema menor de población.
-¿Qué podemos hacer desde lo individual ante esta problemática?
-Orellano: Nosotros tenemos actitudes o comportamientos con los cuales protegernos de la contaminación, como puede ser tratar de reemplazar el vehículo particular de combustión interna por otros menos contaminantes o no contaminantes, como la bicicleta. Las personas que tienen cierta sensibilidad a la contaminación, como las personas con asma, tratar de tener cierto monitoreo de la situación de la contaminación del aire y no exponerse innecesariamente. Y si, por ejemplo, uno vive en una ciudad contaminada, si tiene un problema respiratorio, tratar de evitar exponerse o hacer ejercicio al aire libre en momentos en los cuales hay mucha contaminación.