COVID-19: La historia de un vecino en primera persona

Tomás de 20 años, nos cuenta como es vivir con la enfermedad dentro y fuera del cuerpo. Desde el supuesto momento del contagio, hasta llegar al alta, cómo fueron los desentendimientos que tuvo con el hospital y el aprendizaje que todos estos días trajeron a su vida.

Coronavirus18/06/2020Redacción NARedacción NA
tomas

Tomás cuenta cómo era su vida antes de la pandemia: ''Estaba estudiando en Buenos Aires, vivía con mi abuela y era complicado estar tan lejos. Cuando se dio la posibilidad de volver a San Martín fue como un alivio. En Buenos Aires salía una vez cada dos semanas, siempre con mucho cuidado y cumpliendo las normas. Lo más probable es que me haya contagiado uno o dos días antes de subir al micro. Fui a comprar algunas cosas para poder llevar en el viaje, porque no te permiten parar en ningún lado ni te proveen alimentos. Desinfecté todo lo que compré, pero puede haber sido en ese momento que fue el contacto con el exterior más cercano a que se desencadenaran los síntomas''. 

Con respecto a su viaje para volver a la localidad, comentó: ''Antes de subir al micro nos tomaron la temperatura y estuvimos siempre con barbijo. Esperamos durante 5 horas para salir de la terminal. Fueron como 30 horas de viaje. No había espacios entre pasajeros. Los infectólogos dijeron que era muy probable que no hubiera podido contagiar a alguien en el micro, pero no está del todo claro''. 

''Llegué el 14 de mayo a la ciudad, y el 18 tuve fiebre. Le dije a mi mamá y llamé al hospital. Me dijeron que al tener un sólo síntoma no entraba en el protocolo. Me recomendaron que tome paracetamol para no tapar síntomas, que siga haciendo el aislamiento, y que ellos me iban a llamar para hacer el seguimiento. Al otro día desperté sin fiebre pero con un poco de malestar. Días más tarde empecé a sentir sequedad en la nariz. El 23 me di cuenta que estaba perdiendo el olfato. El 24 tuve pérdida del gusto y yo seguía esperando que me llamaran del hospital como me habían dicho. El 25 me levanté muy mal, muy fatigado, seguía sin olfato y sin sentir sabor'', manifestó Tomás.

''Llamamos bastante al hospital, insistimos, y logramos que me atiendan, con todos los cuidados. Me hicieron oler y probar vinagre. Yo había leído que el virus deforma los sabores, y cuando lo tomé sentí como el sabor flúor de los dentistas. También me dieron un caramelo de menta. Me volvieron a decir que no entraba en el protocolo porque aunque estaban disminuidos, seguía teniendo olfato y gusto, pero que al día siguiente me podían hacer un hisopado, si quería. Al otro día fuimos, me hicieron el hisopado y me dijeron que en uno o dos días iban a estar los resultados. Volvimos a casa y estuvimos aislados con todos los cuidados entre nosotros también'', afirma el joven.

''Cuando di positivo nos avisaron que iban a venir a casa para hacerle el hisopado a mi mamá. Me angustié mucho de pensar que podía contagiarla No hay nada más horrible que pensar que podes hacerle daño a tu familia sin saber. Uno no elige tener el virus. Lo que más me preocupaba era infectar a alguien. A mi vieja le dio negativo'', cuenta Tomás.

Al malestar de transitar la enfermedad, se le sumaron los hechos externos: ''Cuando se dio a conocer que era positivo, fue terrible porque empezaron a decir de todo en las redes. Yo tengo buen humor, pero ver a mi familia y mis cercanos preocupados en esta situación, leer y escuchar las cosas denigrantes que decía la gente sin saber nada de nosotros, eso es lo más jodido que trae todo esto. Nosotros no salimos, con mi mamá nos aislamos como teníamos que hacerlo. Lo mínimo que podía hacer es cumplir con todo para no poner en riesgo a nadie. Nuestros familiares nos acercaban comida a la puerta de mi casa''.

Con asombro también cuenta que ''por suerte logramos que me hagan el hisopado, porque a los dos días de que me hicieran el test, ya me hubieran dado el alta por las fechas en que había llegado a la ciudad. Podría haber estado dando vueltas en la calle''.

En cuanto a los signos que se experimentan en el cuerpo, comenta: ''Lo peor pasó dos días previos al positivo. Lo más complicado fue la fiebre y el malestar que duró varios días. Después del positivo fue más llevadero desde lo físico. A nivel salud no me sentía tan mal, pero lo que más  me pesaba en esos momentos era pensar en no haber contagiado a nadie en el micro. Incluso vino un señor a arreglar DirecTV a casa y se tomaron todos los recaudos. Le hicieron el test y dio negativo. Si yo hubiera sabido antes, más allá de que no tuve contacto con él, no se me hubiera ocurrido llamar para que vengan''.

Tomás relata cómo fueron esos momentos con la enfermedad: ''Me agitaba muchísimo, a veces tenía dolores musculares, tenía cansancio pero no me imaginaba que así era el virus. Mi mamá dio dos veces negativo y yo di dos veces positivo con el hisopado. También nos hicieron análisis de sangre para ver si habíamos generado anticuerpos. Yo quiero donar plasma para ayudar a otras personas. Ahora estamos a la espera de los resultados''.

El joven cuenta cómo es el procedimiento para llegar al alta médica: ''Te hacen 2 test, si dan positivo, tenes que aislarte desde el último positivo, 7 días más. Tuvimos que esperar porque ya no era contagioso, y una vez pasados eso 7 días me daban el alta sin necesidad del test. Yo creí en lo que me dijeron los médicos. Me dieron el alta el 8 de junio pero salí a la calle el 9, y nunca me dejé de cuidar ni de cuidar al resto. Uno tampoco sabe mucho, todo esto es nuevo''. 

Tomás también contó cómo es procesar esta enfermedad más allá de sus manifestaciones en el cuerpo: ''Mientras estás encerrado transitando el virus, ves en las redes que están hablando de vos. Me encontré con un montó de cosas. Hay mucha gente que me mandó su apoyo, pero también ves comentarios fuera de lugar, que dicen cosas que no son, que tratan tu tema como si te hubieras escapado, o interpretando que no cumplí el aislamiento por mi edad. Es durísimo ver como eso repercute en la familia. Yo preferí quedarme callado y no responder a esos mensajes''. 

La repercusión en las redes sociales, hizo que Tomás pase por duros momentos: ''Lo que uno menos quiere es hacerle daño a alguien. No elegí tener el virus. Dijeron que yo estaba en la calle, que no me importaba nada, incluso en algunos medios de comunicación se hablaba de eso. Le pido a la gente que sea más comprensiva. Yo sé que tienen miedo pero, imaginate el miedo que tiene la persona infectada viendo lo que piensan los demás de uno, sin conocerlo, juzgándote sin la posibilidad de defenderte. Tener que aguantar semanas enteras insultos y comentarios ofensivos. Tuve que salir a hablar porque es algo que vengo aguantando hace muchísimos días''.

El último recuperado de coronavirus de nuestra ciudad indicó que esta vivencia le dio una herramienta valiosa: ''Aprendí la importancia de tener empatía. Uno no sabe la situación que cada persona atraviesa. Sentís que todos te señalan con el dedo cuando volves a la ciudad. Sólo quiero decirles que se cuiden. Y a los que regresan, que si tienen la más mínima duda, insistan, porque si yo no hubiera insistido no sé qué hubiera pasado. Salió todo bien, pero creo que hubiera sido mejor si se hacía como se debía desde un primer momento''.

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