San Martín de los Andes, ciudad meme

Sociedad15 de abril de 2024 Por Melisa Sansotta
En los últimos meses, el Síndrome Nacional del Meme comenzó a instalarse en San Martín de los Andes. No se trata de estratos sociales. Todos memeamos. Es gratis, es fácil, solo hay que tener un poco de creatividad.
San martin de los pozos

En los últimos meses, el Síndrome Nacional del Meme comenzó a instalarse en San Martín de los Andes. No se trata de estratos sociales. Todos memeamos. Es gratis, es fácil, solo hay que tener un poco de creatividad.
 
Los humanos de 35 años en adelante nos encontramos atravesando OTRA transición, al igual que tocó con la llegada del celular, de internet, de la vida sin cables y a través de QRs, pero esta vez hacia la memetización de la política y de lo público.

Memes que van de un celular a otro, que viajan por WhatsApp a la velocidad de la luz hasta viralizarse y eternizarse por dos, tres días, hasta perderse en la inmensidad de internet. Los memes funcionan, en este presente que nos toca, como una especie de catalizador, de cable a tierra, como la manera de enojarse sin autoinflingirse hipertensión. Con los memes nos enojamos, nos reímos, y así sucesivamente. El sube y baja de la adultez.

peronchis

Una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología afirma que los memes pueden ayudar a las personas a sobrellevar crisis mundiales, como la pandemia del COVID-19. En la misma se revelaba que ver solo tres memes por día ayudaba a la gente a sobrellevar el estrés de vivir durante una pandemia.

Distintos portales de Psicología y Salud Mental coinciden en que los memes, con su contenido satírico y sarcástico, “pueden ayudarnos a manejar la ansiedad al proporcionar un alivio momentáneo de la tensión emocional”. Además, señalan que “a través de su formato visual y divertido, nos permiten ver situaciones estresantes desde una perspectiva más ligera y menos amenazante”, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la conexión social, por el hecho de compartirlas con amigos o en comunidades en línea.

wea

Pensando en la República Argentina, ¿podríamos decir que Tato Bores, Enrique Pinti, la empleada pública de Gasalla, o Fontanarrosa, fueron memes antes de que existiera el concepto? Si la cuestión es buscarle lo gracioso a lo que de gracioso no tiene nada, los memes no están llegando a ningún continente inexplorado.

Sin embargo, existen en San Martín de los Andes distintos espacios que capitalizan el humor anónimo, ácido, que por momentos roza lo cancelable, y que de alguna forma expresan lo que ese ciudadano común siente, pero que no encuentra palabras, entre tanta vida que vive, para tomárselo con calma. Entonces, cuando llega al meme, cuando se da ese encuentro entre el enojo y la risa, el placebo surte efecto, y la leche hierve pero es poca… no rebalsa el jarrito. El meme como canal de expresión le conviene a todos.

casta

En Facebook, Puras Weas del Sur es una página pionera en la cultura meme de la localidad, activa hace ya varios años. Con grandes hitos como la figurita del Mundial de Qatar con la cara del intendente Carlos Saloniti y la leyenda “no será Messi, pero este también es difícil de encontrar”, o la imagen de un bache recién reparado, acompañada de la frase “va a durar menos que Tini y De Paul”, acumula cientos de Me Gusta y comentarios a los segundos de cada publicación. En Instagram, Coherencia SMA también comenzó a incomodar con sus referencias y comparaciones sin códigos, desde la impunidad del sin nombre. El mismo Municipio, cosificándose en un lugar “instagrameable”, ¿no quiso ser un poco meme?

El meme, en general producto de autores desconocidos, juega casi siempre desde el beneficio del anonimato, como el faro de la verdad revelada al vecino de a pie, apoyándose en el discurso clásico del cornudo consciente: “Yo ya me di cuenta y me río de esto que me toca, porque siempre es mejor reír que llorar”.  El meme, tan inocente y perverso a la vez, es el reflejo de una sociedad que, desde la comodidad del sillón, juega de a ratitos a la revolución, hasta que se le hace la hora de preparar la cena.

la culpa