Bárbara Vázquez: ''Gracias a Dios estoy viva, estoy bien y me siento libre, hoy puedo dormir''

Actualidad 08 de enero de 2021 Por Redacción
El 22 de diciembre fue víctima de César Aguilera, su pareja, quien la atacó con un cuchillo. Le salvaron la vida Ricardo Flores, padre e hijo, Martín Ancatel y Alejo, un vecino, quienes intervinieron en medio del hecho. Hoy Bárbara cuenta su historia en primera persona, para que no le pase a otra mujer.
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Cesar Aguilera era la pareja de Bárbara, tenían en común una hija de 8 años. Estuvieron juntos durante una década. Él fue quien la atacó con un cuchillo, y terminó muerto.

Bárbara recordó que cuando se conocieron, el noviazgo fue muy bueno, y explica: ''Cuando empecé a trabajar, él aparecía en mi lugar de trabajo, me controlaba permanentemente. Llamaba donde iba para saber si estaba ahí. Al principio pensaba que estaba preocupado, pero era una persecución. Una sola vez me dio una cachetada pero me pedía perdón, le creí, confié y muchas veces hasta mi familia no iba a mi casa porque él se molestaba con la presencia de ellos. Yo no podía visitar a mi mamá, no tengo amigas, no podía salir, solamente con él. Él consideraba que era suya''. 

Bárbara contó que hacía 2 meses que ya no vivían juntos: ''Nos sepamos muy mal, hice la denuncia porque durante la pandemia convivíamos más, me revisaba el teléfono, llamaba a mis compañeros de trabajo para saber si realmente lo eran, le molestaban muchas cosas. Le pedí espacio, que durmamos separados, yo necesitaba ese lugar. Él no quería, y ahí empezó el calvario en mi casa, decía que se iba a matar, que iba a matar a mi hija. Muchas noches dormía con un cuchillo en el cuello, y decía que si no estaba con él, no iba a estar con nadie. Él estaba obsesionado con que yo tenía amantes. Me zamarreaba, me dejaba los brazos marcados. Hasta que dije basta, no aguanto más, quiero dormir, quiero vivir, quiero poder ir a ver a mi mamá que está enferma. Teniendo 2 vehículos yo no sabía manejar porque él no me dejaba''. 

Y agregó: ''Yo no quería que le hagan nada a mi hija, así que fui a hacer la denuncia a la comisaria de la mujer para que se vaya de la casa, vino la policía y le dijo que tenía que irse. Se llevó sus cosas, y yo estaba más tranquila. Pero él tenía un poder de manipulación tan grande que fue a llorarle a mucha gente de mi entorno y le creyeron a él. Terminó viviendo en la casa de una tía mía''

Bárbara tuvo 2 consejeras que acompañaron sus días: ''Mi cuñada con la que somos muy cercanas, me veía las marcas en los brazos y me incentivaba a buscar ayuda, era con quien hablaba. Y mi hermana que ella se daba cuenta, ella es menor de esas, me decía que la corte, que no quería que le pasara nada a mi ni a la nena. Él sabía mis horarios. Se paraba en la puerta del edificio donde trabajaba y me perseguía. Desde el momento que se fue de la casa todo el tiempo de llamaba, me decía que iba a cambiar, que lo perdone, que había empezado el psicólogo. Que él la estaba pasando mal''.

El 22 de diciembre empezó todo a las 5 de la mañana, contó Bárbara: ''Mis perros ladraban mucho, y vi salir a alguien de atrás del galpón donde estaba mi camioneta, y fue César que me la había roto. Después que se fue él empecé a conducir. Ese día yo rendía el examen práctico para sacar el carnet. Él me rompe la camioneta y tuve que bajar caminando desde el Intercultural donde vivo. En un momento me llama y me pregunta si fui a rendir, le digo que no y que me rompió la camioneta. Me dice que no. Me vine llorando de la bronca y en ese momento no hice la denuncia. ÉL me dice que me presta la Sandero y que me la deja estacionada atrás de la planta de gas, en Rudecindo Roca y Mascardi, llego ahí y no estaba. Lo llamo y me dice que estaba en la terminal, coincidimos en el camino, me acerqué, se bajó de la camioneta, me agarró a las trompadas en la cara, me decía 'me las vas a pagar', y me mete a la camioneta. Me dijo que iba a pagar todo lo que le hice, y que me iba a matar, todo el tiempo me lo repetía y me pegaba trompadas. Yo le moví la palanca de cambio, él saca el cuchillo y me hace el primer corte en la mano, en el forcejeo le saco el cuchillo y lo tiro en el asiento de atrás. En el camino vi gente y lo vi como una oportunidad de pedir auxilio, le muevo el volante, saco el cambio y choca, ahí veo a Ricardo que viene como para pararlo, viene un vecino mío, Alejo que se acerca, y me ayuda a bajarme. Cesar baja, saca el cuchillo que estaba atrás. César estaba enloquecido y venía con el cuchillo a tirarle a cualquiera, y ahí Alejo se corrió, Cesar me ataca y fue una película de terror cuando me hizo los cortes, en el pecho, la panza, los brazos. Ricardo me lo saca de encima, le tiraban piedras y patadas pero todo el tiempo me decía te voy a matar, y no paraba. Alejo me levanta. César lo acuchilla a Ricardo, a mi me cruzan a la vereda de enfrente. Lo querían parar pero al que venía lo atacaba. Cuando Ricardo queda con el cuchillo clavado, César fue al auto y ahí tenía más cuchillos y una motosierra, que gracias a Dios la Sandero no abrió el baúl porque sino hubiera hecho una masacre. Y vuelve a pelear con Ricardo. Ahí intervienen los chicos. Yo vi una pelea con paradas voladoras, piedras, porque recuperó el cuchillo''.

Bárbara reflexionó: ''Gracias a Dios estoy viva, que me puso a esa gente ahí, estoy bien me siento libre, hoy puedo caminar tranquila sin mirar para atrás y que me estén siguiendo, hoy puedo dormir''.

Y recordó: ''Desde el momento que hicimos la exclusión del hogar hice 3 denuncias más, él tenia todo calculado porque terminaron los rondines y aparece en mi casa, con un cuchillo diciendo que se quería matar y ahí me hace un corte. Hice la denuncia y ahí me dicen que tengo que hacer tratamiento psicológico y nada más, a él también le mandaron el tratamiento, que no sé si lo habrá hecho. Mi hija estaba contenta cuando hicimos la exclusión del hogar, porque ella vivía todo, ella hoy está bien, sabe que su papá falleció. No sabe la realidad, sabe lo que su psicóloga me pidió que le diga, porque cuando nos separamos ella y yo hicimos un tratamiento psicológico''. 

Bárbara expresó desde el corazón:''Me salvaron estas tres personas, quiero decirle a las mujeres que tenemos que abrir los ojos, dejar de depender de un hombre para ser libres económicamente, para la vida. Hoy digo ¿por qué le creí? A veces los hombres no cambian por el sólo hecho de que lloren dos lágrimas, no cambian. Estoy eternamente agradecida a Ricardo padre e hijo, y a Ancatel, no los conozco desde antes. Hoy vuelvo a vivir gracias a ellos. Estoy agradecida a que ellos se metieron y me ayudaron''.

Hoy Bárbara recuperó su libertad, su vida y su maravillosa sonrisa.

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